Jubera es una pequeña localidad soriana situada entre Lodares de Medinadeli y Somaén, en la antigua Nacional II. El pueblo descansa sobre una ladera de montaña a una altitud de 945 m. Celebran las fiestas en honor a la Virgen de los Mártires el 8 de septiembre.
En tiempos hubo posada y portazgo. La historia nos dice que este pueblo y su castillo, hoy arruinado, los compró el arzobispo de Sigüenza a un particular en 1317 con el fin de que los fieles tuviesen asilo en caso de guerra. Una reclamación de 1392 ante el Rey nos esclarece que los moros labradores de Jubera protestan por ser discriminados y obligados a pagar más impuestos que los pocos cristianos del mismo lugar. Y todavía en 1457, casi siglo y medio después de la compra, el Señor Obispo de Sigüenza y Señor Conde de Medinaceli pleiteaban sobre sus límites. Y así, ya en el siglo XVIII (con los moros expulsados) y con cierta industria textil, es cuando se quema la aldea, destrucción que aprovecha entonces el Obispo Juan Díaz Guerra para reconstruirla. En 1782, en el llamado Lugar Nuevo, se construyeron tremendos bloques de viviendas de buena piedra de sillería, enormes vigas de madera, balcones de hierro...Los muy amplios edificios distribuyen el espacio conformando calles regulares y una plaza cuadrada cerrada por una bella casona, que en su día ejerció de Mesón. El obispado consiguió entonces el privilegio de villazgo y nombró alcalde y oficios de justicia. Por fin, en 1835 los habitantes compraron las propiedades del obispo.
El conjunto arquitectónico de Jubera es digno de visitarse por su singularidad y la nobleza de sus edificios. En la iglesia de Ntra. Sra. de los Mártires, situada a la entrada del pueblo, destaca la bonita espaldaña de piedra roja que todavía conserva todas sus campanas con sus yugos y trascas.